Primeras impresiones (libre)

Por fin llegué a las puertas de aquella población a la que había ido a investigar. Mis más de quinientos años me habían servido para recorrer cada rincón de esta tierra, encontrándome con todo tipo de criaturas ya fueran amistosas o no, pero este pueblo era diferente a todo lo que había visto anteriormente.

Paseaba por las calles a paso lento, observando cada rincón haciendo nota mental de lo que veía. La capa negra que llevaba se arremolinaba a causa del viento, dejando la capucha descansar en mi espalda para que vieran mi rostro, era una demostración de que venía en son de paz. Un sonido sordo se podía escuchar provenientes de mis pesadas botas al chocar contra los adoquines hasta que mis pies se pararon, quedándome quieto frente a un escaparate. Esa ropa femenina era de lo más extraño comparada con la que había visto en otros pueblos por lo que las observaba con una ceja alzada.

Estaba caminando por ese pueblo extraño, mirando todo a su alrededor. Trataba de contener la respiración, poco acostumbrada a que tantos humanos estuvieran en un mismo lugar.

Al inhalar, màs por cosumbre q por otra cosa, un poco de aire, siente un aroma que conocía perfectamente. Otro vampiro merodeaba la zona. Arrugò su ceño, pensativa. Le había cogido cariño a algunos humanos, especialmente a los niños, y tenía miedo que apareciera alguno otro de su raza que no se alimentara de animales como ella y que atacara.

Se acercò hacìa dònde provenía aquel aroma, y encontrò al dueño, mirando el escaparate de ropa femenina, y no pudo evitar una risa. Asì que ese era el nuevo forastero que llegaba a Saint Anne. No parecìa malo, aunque el gesto de confusión q tenía en su rostro le quedaba un tanto adorable. Sin pensarlo un minuto, y con sus pasos alegres se dirige hacìa donde estaba ese joven,

- Te interesa la ropa femenina? - preguntò con su voz cantarina, mientras se acomoda su capelina y reìa suavemente, desfachatada.

Una voz femenina y cantarina hizo que me girara, rompiendo el contacto visual con el escaparate, bajando a la vez la ceja. Se trataba de una chica no mucho más mayor que yo aparentemente pero su olor la delataba como uno de nosotros. Su risa era cantarina, como su voz, pero a la vez suave y desfachatada, dos conceptos contradictorios.

- La verdad es que todo tiene mi interés, uno no deja de aprender cosas nuevas. Pero no me malinterpreteis, no uso este tipo de ropa.- dije con un tono calmado después de unos minutos silenciosos, utilizando un trato ya poco usado, más propio de cuando era humano- ¿No creeis que esta ropa es extraña?- le pregunté para saber su opinión, siempre me gustaba saber la de los demás. Era amante de las largas charlas aunque fueran con un desconocido como en este caso.

Sonriò un poco aliviada, al ver que sus ojos eran parecidos a los de ella. Seguramente se alimentaba de animales, y no de humanos como había temido por un momento.

Se acercó un poco màs a èl, poniendoselè a su lado, y mirando el escaparate distraìdamente,mientras escuchaba la pregunta del vampiro.

- Hubiera sido divertido verte con ese vestido - bromeò mirandolo de nuevo, risueña - creeme que al principio es medio chocante ver todas esas ropas que usan ahora. Pero a las mujeres les sienta muy bien. Algunas veces me doy una vuelta por este tipo de tiendas e inspeccionó un poco. Es muy divertido - soltò una carcajada, acomodandose su cabello hacìa un lado

- No eres de por aquì no es cierto? - preguntò, cambiando de tema repentinamente, y sonando un poco màs seria. - nunca te he visto por estos lugares

Noté como me miraba detenidamente a los ojos, quizás para averiguar de que me alimentaba. Hacía muchos años que me alimentaba de animales, tantos que ya no me afectaba la sangre humana y eso que había estado alimentándome de ella durante años.

- Debo decir que teneis un gusto un tanto estraño.- le contesté refiríendome a su broma con una sonrisa ladeada para luego mirar el escaparate- Sí, supongo que les tienen que quedar bien pero estoy acostumbrado a la ropa de nuestras mujeres.- volví mi mirada hacia ella viendo como se colocaba el cabello hacia un lado reposando sobre su hombro- No, no soy de aquí. Acabo de llegar como habrás notado.- hice una pequeña pausa- ¿Así que vos sois de esta adorable población?- le pregunté curioso.

- Pero no negaràs que es un traje muy lindo verdad? - contestò ella un tanto divertida, mirando por ùltima vez el escaparate y mirandolo de vuelta. - aunque no te puedo negar que me gustan las cosas...màs pasadas de moda -`rìo entre dientes.

- Es un pueblo pequeño. Una persona desconocida enseguida salta a la luz - explicò ella tranquilamente, comenzando a caminar, lento, para que ese extraño la siguiera. - notaràs que tienes bastante miradas sobre ti, en especial por parte de las jovenes de aquì - no pudo evitar soltar una carcajada.

Escuchó la ùltima pregunta, y mirò hacìa el suelo, unos segundos antes de responder.
- Yo estaba aquì antes de que este adorable pueblo apareciera - explicò ella, aùn echa un lìo - pero conseguì adaptarme a la mar de bien. Creeme que hay muchas personas gentiles por aquì. Aunque al principio fue algo.. dificil - arrugò su nariz de forma instantanea, recordando el olor que despedìan los humanos cuando aparecieron en ese lugar por primera vez- de dònde vienes?

- No, no lo niego.- dije negando pero con una sonrisa dibujada en el rostro- Pero al igual que vos, soy de gustos más... antiguos diría, más que pasados de moda.- aquella población parecía estar más desarrollada que todas las que había visitado del uno al otro confín del mundo.

Al ver como se alejaba de mí y el escaparate a paso lento decidí caminar junto a ella, parecía una chica interesante.

- Lo extraño puede ser a veces atrayente, es algo innato en el ser humano y por lo que veo también lo es en esta población.- los habitantes de ese pueblo no parecían ser diferentes a los demás humanos- Seguro que vos también lo sois para el público masculino.

Escuché atentamente a sus últimas palabras, tomando nota mentalmente. Ella no parecía tener una explicación del porque de esta aparición misteriosa aunque hacía algunos años que viviera aquí.

- Es difícil la adaptación de un medio y más teniendo en cuenta nuestra naturaleza.- contesté refiriéndome a su primera experiencia en el pueblo- Vengo del oeste, soy un viajero. Pero si preguntais por mi lugar de nacimiento fue al norte de aquí, en un pueblo que ahora son solo ruinas.- expliqué con calma, no tenía casi recuerdos de mi pueblo natal ya que era muy pequeño cuando lo abandoné- Por cierto, soy Desmond Darnell.- me presenté con una amplia sonrisa.

- Pero es bueno para la salud cambiar de aspecto de vez en cuando - sonrìo divertida, caminando lento a la par de èl, por esa calle bastante transitada del pueblo - yo lo he probado y fue una... gran experiencia. Aunque admito que la moda de antes era mejor. Cada año vienen peor - dijo eso ùltimo con una fingida mueca de horror.

- Creo que es otro de los grandes defectos que nuestra raza nos ha concedido - susurrò ella - Hermosos, a los ojos de los humanos. Realmente peligroso para ellos - suspirò - pero estàn a salvo mientras que los nuestros se alimenten de animales.. como nosotros por ejemplo - dijo, mirandolo directamente a sus ojos, contemplando el color de ellos, con una sonrisa de lado.

Saludò a un par de señoras que caminaban por allì, con un movimiento de la cabeza, y les lanzò una mirada de soslayo al ver como cotillaban entre ellas. Mañana, esa inocente charla que tenìan los dos se convertirìa en la comidilla del pueblo.

- Asì què eres viajero? - pregunto con un tono de sorpresa en la voz, aunque se lo tendrìa que haber imaginado. Tenìa aspecto de que hacìa poco habìa llegado al pueblo - debe ser muy lindo viajar por el mundo. Yo lo fui durante un tiempo.. con mis padres. Pero la vida que tenìan ellos no me gustaba por lo que me asentè en este lugar. Parece màgico - repusò, refiriendose a la cantidad de criaturas de distintas razas que existian entre ellas.

Escuchò la presentaciòn del vampiro, y no pudo evitar una sonrisa. Si hubiera sido humana, seguramente se hubiera ruborizado. Se habìa olvidado de presentarse.

- Señor Darnell, un placer - sonrìo sincera, mostrando sus blancos dientes. Aùn conservaba el respeto de su sociedad, que se le conferìa a los extraños - mi nombre es Melanie Cartier

Seguí caminando a su lado a paso lento para que pudiera seguirme sin problemas mientras pensaba en lo que había dicho y en cual sería mi respuesta.

- Opino lo mismo, no tenemos otra que avanzar y el aspecto entra dentro del cambio. Creo que esta pequeña población puede ayudarnos a las gentes de aquí para que avancemos.- era partidario del intercambio de conocimientos entre diferentes razas de este mundo y no iba a hacer la excepción con los habitantes de este pueblo- Seguro que la ropa os quedaba muy bien, no es que entienda mucho de moda pero esa es mi humilde opinión.- fue un cumplido premeditado y sincero ya que no decía cosas a la ligera.

Desvié la mirada al suelo cuando habló sobre lo preligroso que eramos para los humanos. Yo sabía muy bien que era eso ya que en mis primeros años como vampiro me había comportado como una bestia cruel y despiadada, siempre sediento de sangre. Había sido el culpable de inumerables asesinatos de personas inocentes, luego pasé a alimentarme de bandidos, algo que era mejor moralemnte aunque ahora me arrepentía de esos crímenes también.

- Sí, ahora sí que están a salvo.- dije con un tono melancólico al recordar aquellas atrocidades. Alcé la mirada justo cuando la vampiresa saludaba a dos señoras, las cuales empezaron a cotillear. En eso eran iguales a las de otras poblaciones pero... ¿se diferenciarían en algo más que la ropa?- Lo siento si os estoy causando algún problema.- le dije mirándola, no era mi intención ocasionar problemas a nadie- Sí, soy viajero pero tengo la intención de pasar una temporada en Saint Anne por lo que supongo que seremos vecinos.- volví a sonreir ampliamente, escuchando su presentación- Encantado, señorita Cartier.

Sonrio, aceptando con esa sonrisa la opinión que Desmond le estaba dando acerca de la moda, terminando esa parte de la conversación. Era una persona que se aburrìa mucho hablando sobre el mismo tema.

- Serà divertido ser vecinos, lo invitarè a cenar esta noche si quiere - bromeò divertida, haciendo chistes respecto a la dieta de ambos - y no me esta ocasionando problemas Señor Darnell. Los cotilleos siempre han existido, en la època de ellos y en las nuestras - negò con la cabeza confundida - aunque esas señoras estàn acostumbrada a verme sola. - se encogió de hombros restandole importancia al asunto. No le molestaba el echo de que hablaran de ella a sus espaldas. Le tenía sin cuidado. De todas maneras, siempre trataba de pasar indiferente, algo que lograba con muy poco èxito

Levantò su vista del camino para mirarlo y pudo ver en su expresiòn que estaba perdido en pensamientos no muy gratos a juzgar por sus ojos sin brillos. Se preocupo de inmediato, y enseguida rememorò los restos de la conversación anterior en busca de algo que haya dicho y que lo haya echo poner de esa forma.

- Dije algo malo? - repitiò la pregunta que se estaba haciendo mentalmente, sinceramente preocupada

- Acepto su invitación, señorita Cartier.- afirmé sonriendo ampliamente, cortés. Sabía que lo había dicho de broma pero yo le había tomado la palabra, no estaría mal compartir alimento con ella- Sé que los cotilleos siempre han existido pero siempre se pueden evitar.- yo siempre había pasado desapercibido ya que no me gustaba llamar la atención- Ya sé que pueden estar pensando, siempre viendo parejas donde no las hay.- me encogí de hombros, dejando escapar un suspiro. En otros pueblos en los que había pasado alguna temporada habían creado rumores diferentes por la ausencia de pareja, hacía muchos años que no me había atado a alguien de ese modo.

De repente escuché su pregunta y en ese momento no recordaba a lo que se refería. Tardé unos segundos en recordar lo que había pasado minutos antes.

- No, en absoluto. Solo estaba pensando en cosas pasadas, cosas que ocurrieron siglos atrás.- le espliqué dibujando una leve sonrisa para tranquilizarla.

Soltò una risa baja, musical, al oìrle aceptar su invitación. Esa noche no cenarìa sola como planeaba por lo visto. Excelente.
- Oh, no se preocupe por mi - soltò, haciendo un ademàn con la mano, restandole importancia nuevamente al asunto - soy capaz de lidiar con la lengua de estas honorables señoras, lo hice en mi època, y lo podrè hacer ahora. Si usted se siente incomodo, puede retirarse cuando quiera. No le obligo a quedarse a mi lado - susurrò, a sabiendas que la escucharìa perfectamente.

- Serè descortès Sr. Darnell... - empezò a decir ella luego de una pausa entre ellos dos, sin dejar de pasear a su lado, levantando su mirada para mirarlo - pero, hipoteticamente hablando.. - sonrìo - cuàntos años tiene usted?. No parece una persona mayor - musitò un poco confundida, refiriendose a su aspecto de joven

- No os preocupeis, también he lidiado con los rumores y no es problema para mí sino lo es para vos.- había escuchado perfectamente su susurro gracias a mis ventajas como vampiro. Siempre me preocupaba por los demás, mucho más que por mí mismo, y se había notado en mis palabras.

Caminé a su lado en silencio después de aquellas palabras y para nada se hizo incómodo. Los silencios no me disgustaban, es más hacía muchas pausas en mis charlas para pensar bien las palabras tanto las dichas por la otra persona como las mías própias.

- No me importa decir mi edad, señorita Cartier. Tengo dieciocho años.- esa era la edad que aparentaba y la que decía a los humanos para no ocasionar problemas aun así me acerqué un poco más a ella para susurrarle la verdadera- Tengo quinientos setenta y cuatro años reales.- le respondí pero no le devolví la pregunta, era de mala educación preguntarle la edad a una dama.