Mirando el crèpusculo. -Ocupado.

No podìa decirse el tiempo que llevaba sentada en ese mismo lugar. Tampoco podía decirse si estaba o no cansada. Solo podía decirse que sus ojos no se podían despegarse de esa tumba que estaba frente a ella.
Estaba acostumbrada a mirarla. Se podía decir que al cerrar sus ojos podría recordar hasta la màs pequeña rotura que tenía en esa làpida.
A lo que aùn no se acostumbraba era el hecho de saber que ella tendría que estar enterrada allí. Cómo una persona común y corriente. Cosa que ella no era en lo absoluto
Soltò un suspiro, sin necesidad alguna, y despegò sus ojos de esa tumba luego de horas.
Se desperezó sin sueño alguno, y se aocmodó mejor en el banco donde estaba sentada. Por alguna razón se sentía bien en ese lugar. Tal ver era porque estaba rodeada de muertos como ella. O tal vez porque estaba alejada de esos humanos que de un momento a otro habìan ido a romper la paz que habìa en ese lugar...

Llegue a aquel cementerio, el cuál muchas lapidas y tumbas estaban allí por culpa mía, se que había tenido un pasado oscuro pero eso era lo que menos me importada ya que había cambiado, y para bien.
La mente estaba limpia de todos males y ya no me sentía culpable, estaba limpio de los pecados. Al entrar a aquella fortaleza de silencio y muerte me sentí cómo nueva, estaba con los míos unidos cómo antes, mi familia, amigos y otros conocidos que habían muertos yacían allí esperando a que llegara mía día para reunirse conmigo cómo en los viejos tiempos.
A lo lejos había una jovencita sentada frente a una lapida, de seguro que no era cómo esas chicas normales, ella tendría un pasado largo y no muy distinto al mio, así que lentamente me fui detuviendo en la lejanía, observando todo.

No puede evitar arrugar su nariz al sentir como un nuevo aroma la rodeaba por completo de un momento a otro. El olor era fàcil de detectar, ya que ùltimamente ese lugar (y no estaba hablando solo del cementerio) estaba impregnado de ellos: Humanos.
Cerrò los ojos, tratando de contener su respìración y tratando de tranquilizarse. En realidad.. nunca había tenido la necesidad de alimentarse de humanos.... porque no habìa ninguno cerca de ella.
Sacudió levemente su pelirroja cabeza, y exhalo el aire, despaciosamente. Tenía que controlarse. Nunca había probado la sangre humana, y por màs que fuese uja invitación y un pecado muy tentador, no iba a empezar ahora. Tenía que ser fuerte.
Levantò su mirada del suelo, buscando al dueño o dueña de ese olor, y lo encontrò con su vista en ella, no tan lejos de donde se encontraba. Le deolvió la mirada sin inmutarse, pero con sus manos apretadas un poco màs fuertes sobre el banco

Mis ojos de forma sigilosa estuvieron analizando a aquella señorita en todo momento, por cómo reaccionaba a mi presencia, los movimientos que hacía y la forma en que se expresaba pude adivinar de forma muy fácil que de un humano no se trataba, quizás vampiro, quizás.
Sin cambiar mi expresión en lo más absoluto, acomode nuevamente las manos dentro de los bolsillos no sin antes ajustarme la chaqueta de cuero que tenía, lo cierto es que el frío estaba azotando los huesos con aquel aire hiriente que de seguro congelaba hasta a el más resistente.

Tomé un poco de precaución y a paso lentos me fui acercando a ella, aunque antes de llegar a donde estaba sentada, giré hacia la izquierda quedando en frente a una lapida retire mi mano derecha del bolsillo y desde donde saqué una rosa, bien roja y viva cómo recién arrancada, la arroje en frente a la lapida cuidadosamente y en silencio me quede mirando, sin cambiar mi expresión y siempre estando alerta de la presencia de aquella extraña chica, que estaba bien seguro que no era de por acá.

Sus ojos estudiaron tranquilamente al humano que se iba a acercando despaciosamente hacìa su dirección. Su aroma era irresistible, no lo podìa negar. Pero durante toda su existencia no habìa asesinado y no iba a comenzar ahora.

Se acomodò mejor en el banco donde estaba sentada, sin suavizar la presión de sus puños, tratando de pensar en otra cosa q no fuese ese olor. Soltò un suspirò lento, enfocando su mente en otra cosa, y de a poco consigiò controlarse como debìa hacerlo.

Vio como aquel humano depositaba una rosa sobre una tumba y la curiosidad la embargò por completo. ¿Estarìa un ser querido enterrado en alguna parte de esas tumbas?. Frunció su ceño, pero ràpidamente desviò la mirada de allì. Era una falta de respeto lo que estaba haciendoi. Tendrìa que meterse en sus cosas.